Leer sin saber leer
Irene Vasco
Educar
ciudadanos autónomos, con criterios para tomar decisiones sobre sus destinos,
con avidez por aprender y con comportamientos sociales solidarios, son
objetivos primordiales de los adultos encargados de guiar a los niños. Para
lograr estos objetivos, es necesario remontarse a lo básico: a la formación de
lectores.
Enseñar a leer, antes de aprender a leer, es decir, antes de aprender a
decodificar símbolos alfabéticos, es tan necesario como enseñar a lavarse los
dientes. Es por esto que iniciar a los más pequeños en la vida de la lectura,
es uno de los peldaños más importantes en la educación inicial.
Tratar de formar pequeños lectores, mejor dicho ratoncitos de biblioteca,
sin involucrarse de manera afectiva, no funciona. Sin unos brazos que
acaricien, sin una nanas que adormezcan, sin unas palabras mágicas que curen,
poco o nada se logra. Entregar libros, así nada más, sin ton ni son, a los
niños más chiquitos, suele ocasionar únicamente destrucción, conflicto y alejamiento
de los libros.
Sólo lo que se ama se cuida y se conserva, dice un poeta africano. Y esto
se hace evidente en la biblioteca cuando llegan los niños por primera vez. Si
sus universos no han sido nutridos con libros y con afecto, los estantes serán
desocupados de inmediato, y los libros servirán para cualquier cosa menos para
“leer”. Serán pisoteados, mordidos, mutilados... Los adultos gritarán, los
niños llorarán y la biblioteca se convertirá en el lugar menos apetecido por
niños y adultos.
Si, por el contrario, los niños han aprendido que los libros se leen
rodeados por brazos afectuosos, en medio de un ambiente cálido y reservado para
un momento de comunicación especial, la biblioteca será el lugar más visitado y
mejor cuidado.
Los libros acercan el otro lado del mundo, transponen las fronteras de la
vida cotidiana, reescriben la realidad con nuevas expresiones, son un medio
para conocer y reconocerse, para dejar un deseo de saber más y para
proporcionar mundos simbólicos, que permiten abordar los temores de manera
segura.
En cada hogar, en cada lugar en donde se reúnan niños, especialmente los
más pequeños, la palabra y el libro deben estar presentes. Sin estos, los
procesos de educación y de crecimiento cultural quedan retrasados, por no decir
mutilados.
Quienes tienen a su cargo la educación de la población comprendida de
cero a cinco años detentan doble responsabilidad, pues es a través del
desarrollo integral logrado durante este período que niños y jóvenes dispondrán
de las herramientas para acceder a una educación superior,
posteriormente.
Padres y madres, abuelos,
madres sustitutas, maestros, médicos y enfermeros, psicólogos, religiosos,
etc., son los agentes que tienen la responsabilidad de llevar de la mano a
estos futuros ciudadanos a través de procesos que posibiliten una formación
armónica e integral. La educación es la única alternativa para mejorar la
calidad de vida de todos. La formación de niños lectores y escritores es una
contribución, indispensable y urgente, para el desarrollo del capital humano
del país.
Este artículo me ha parecido muy interesante, trata sobre la importancia en la iniciación a la lectura de los más pequeños" ratoncillos de biblioteca", los niños que desde pequeños han estado rodeados de libros, los han utilizado, palpado, tocado, leído o se los han leído, hace que los niños no odien los libros como en algunos casos, es muy importante educarlos desde pequeños en referencia a los libros, es muy importante iniciarlos en el mundo de la lectura, que tiene importantes beneficios para ellos, donde pueden volar con la imaginación incluso , llegar a identificarse con diferentes personajes de los cuentos o de las historias.
Y tal y como dice este artículo "La formación de niños
lectores y escritores es una contribución, indispensable y urgente, para el
desarrollo del capital humano del país. "
Muy buena entrada. Te la anoto como voluntaria.
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